Estuve leyendo en Facebook opiniones encontradas respecto de la aplicación de la denominada Ley Cero Alcohol, y es bueno aclarar un poco las cosas
Las principales motivaciones de la nueva Ley de Transito -no de la Ley de Alcoholes como muchos creen- es justamente disminuir la cantidad de accidentes a través de la prohibición de consumo en conductores.
No está prohibiendo el consumo en sí.
Si Ud. va a un casamiento, puede beber si lo desea, pero no puede conducir de vuelta. Y si bien a lo mejor Ud. hace esas cosas con moderación, hay gente que no. Piense además en lo que ocurre a las salidas de pubs y discotecas, en los asados, en los fines de semana largo -¡y este año tenemos bastantes!-
Es bueno que no solo consideremos el beneficio inmediato de unos pocos al beber y conducir, sino el riesgo que significa para otros muchos el que esto se haga. Hay muchos ejemplos de victimas de conductores ebrios, como el caso de hace algunos años de un joven de la Universidad de La Frontera quien sin haber bebido nada y producto de viajar con un conductor ebrio quedó en silla de ruedas tras un accidente automovilístico. Un caso más reciente es el del joven Kevin Silva, amputado de sus dos piernas por causa de otro conductor ebrio que perdio el control de su vehículo y lo atrpoelló mientras el esperaba locomoción en un paradero a las seis de la mañana. Y por último pueden recordar todos esos casos de muertes de colegas, amigos o familiares quienes nos dejaron los últimos años producto de lo mismo.
Acá no estamos hablando de perspectivas morales ni de libertades individuales. Manejar una maquinaria tan complicada como un medio de transporte no solo pone en riesgo la seguridad individual, sino la colectiva.
Pongámonos la manito en el corazón y pensemos en los demás, en nuestras familias, en nuestros hijos adolescentes, en nuestros vecinos, en los peatones.
Un conductor designado o un radiotaxi pueden cambiarles la vida a muchas personas.
